EL
MODERNISMO Y LA GENERACI�N DEL ‘98
En el siglo XX las nuevas teor�as de la F�sica pon�an al frente el
Racionalismo. Al mismo tiempo, corrientes
filos�ficas como el vitalismo y el existencialismo– Dios ha muerto,
afirma Nietzsche –se inicia una crisis universal
de valores en la que la raz�n y el progreso ya no aseguran la felicidad.
Mientras Espa�a perd�a sus �ltimas colonias, se encontraba lejos del
desarrollo econ�mico e industrial de otras
potencias europeas. Esta situaci�n llev� a los intelectuales a
plantearse el llamado “problema de Espa�a”: a qu�
se deb�a la situaci�n actual del pa�s y c�mo resolverla.
En esos mismos a�os –el poeta Rub�n Dar�o - Azul (1888), Prosas
profanas (1986), difund�a el Modernismo:
movimiento po�tico que llegaba desde Am�rica a Espa�a como un aire
nuevo. A una joven generaci�n de
escritores, que dio en llamarse Generaci�n del 98, le correspondi�
afrontar y adaptar las novedades del
Modernismo y ocuparse, con una visi�n pesimista, en la reflexi�n sobre
Espa�a, a cuyos problemas buscaron
soluci�n en la vida cotidiana, en el paisaje, en Castilla...
Tomando la influencia de Verlaine y de B�cquer, el Modernismo espa�ol
result� m�s sobrio y menos ex�tico que
el hispanoamericano. Al margen de poetas como Villaespesa o Manuel
Machado, tuvo quiz� en Valle-Incl�n su
m�s genuino representante. Valle en Comedias b�rbaras, avanz� hacia el
esperpento: g�nero teatral que
presentaba grotescamente deformada la realidad de Espa�a. En �l, se
combinan un lenguaje poetizado junto al
argot callejero, la visi�n grotesca y absurda de la existencia
humana... Luces de bohemia, expone la teor�a del
esperpento que sit�an a Valle-Incl�n en un lugar privilegiado del
teatro del siglo XX.
El Modernismo tambi�n est� presente en las primeras obras del poeta
Antonio Machado. Quiz� sea el mayor
representante de la Generaci�n del 98. Machado, busca en la poes�a
captar, mediante la palabra, el adjetivo, y
rehuyendo la met�fora, la esencia y la temporalidad de las cosas.
Soledades (1903), cuyo tema principal es el paso
del tiempo, muestra la influencia de Rub�n, y profundiza en los
s�mbolos - el camino, la tarde, la fuente... Campos
de Castilla (1912) nos pone de manifiesto la visi�n de Machado del
problema de Espa�a.
Destaca en el 98 la figura intelectual de Miguel de Unamuno. Fue autor
de importantes ensayos de contenido
filos�ficos del sentimiento tr�gico de la vida o sobre el tema de
Espa�a. Unamuno se caracteriza por la ausencia
de descripci�n, la importancia que adquiere el di�logo, la imprecisi�n
temporal y espacial. Todo esto permite que
el relato se centre en la conciencia de los personajes y de sus
preocupaciones existencialistas. Utiliz� el t�rmino
“nivola” ya que se aparta del concepto tradicional de novela. Lo emple�
en 1914 con el subt�tulo de Niebla. En
Niebla, Augusto P�rez, su protagonista, nos plantea la cuesti�n: una
vez creados �somos libres de decidir nuestro
destino o �ste est� ya planificado por nuestro creador sin que nos
quepa intervenir? Tambi�n destacamos San
Manuel Bueno, m�rtir, en la que, nos presenta la incompatibilidad entre
la raz�n y el consuelo que nos ofrece la fe.
Finalizo con uno de los novelistas m�s le�dos y conocidos del siglo XX
y uno de los de mayor influencia en los
narradores espa�oles de generaciones posteriores, P�o Baroja. Su
novela, que tiene sus ra�ces en la de follet�n y
en la novela inglesa de aventuras del siglo XIX, se caracteriza por el
estilo sencillo y claro, el p�rrafo breve, la
agilidad narrativa, el predominio de la acci�n... Baroja prefiere que
el relato tenga vida aunque sea a costa de
perder orden. Anterior a 1912 pertenecen novelas, que reflejan el
“esp�ritu del `98”, como La casa de Aizgorri, La
busca. Algunas de ellas de ambiente marinero y otras situadas en los
barrios bajos del Madrid de comienzos de siglo.