LITERATURA
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MODERNISMO Y GENERACI�N DEL 98
VANGUARDIAS Y NOVENCENTISMO
GENERACI�N DEL 27
TEATRO P
RIMER TERCIO DEL SIGLO XX
EL TEATRO EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX
A principios de siglo se segu�an las tendencias de finales del siglo XIX, segu�an representando las formas de un teatro
comercial que gozaba del gusto del p�blico: la denominada “alta comedia” dirigida a la sociedad burguesa, en la que
destaca Jacinto Benavente, los intereses creados.
Asimismo se estrenan con �xito piezas en verso como la de los hermanos Machado. Triunfa tambi�n un tipo de
teatro c�mico, con Arniches (mezcla humor y costumbrismo), los hermanos �lvarez Quintero (teatro costumbrista
que recrea el mundo andaluz popular) o Pedro Mu�oz Seca, autor de La venganza de don Mendo, que destaca por
su humor extremo basado en chistes y en los juegos de palabras, lo que se llam� el astrac�n, un subg�nero teatral en
el que el autor pretende sobre todo hacer re�r.
Hasta 1920 no se percibe claramente un intento de renovaci�n teatral. Varios autores de la generaci�n del 98 como
Unamuno se opusieron al teatro comercial y apenas consiguieron estrenar su obras, ya que se encintraban alejadas
de los gustos del p�blico de la �poca. Entre ellos destaca Ram�n Mar�a del Valle-Incl�n, que ensaya diferentes v�as
de creaci�n:
Tragedias: nos encontramos aqu� a la trilog�a titulada Comedias b�rbaras, cuyo espacio es la Galicia natal del autor,
un espacio embrutecido por la avaricia, la ambici�n y la muerte. Divinas palabras es la obra m�s importante de este
ciclo, una obra casi esperp�ntica, con aspectos macabros, protagonizadas por un pueblo miserable.
Farsas: obras influidas por el gui�ol en las que se plantea una dura cr�tica a todos los poderes: monarqu�a, nobles y
militares. Farsa infantil de la cabeza del drag�n es una s�tira del poder.
Esperpentos:
En 1920 Valle utiliza por primera vez el t�rmino esperpento para calificar su obra Luces de bohemia.
Har� lo mismo en la trilog�a Martes de carnaval.
El esperpento es para Valle la �nica manera posible de reflejar una realidad que para �l est�
degradada. En estas obras lleva a cabo una deformaci�n sistem�tica de la realidad, exagerando al
m�ximo los rasgos m�s negativos de la sociedad espa�ola. Lo consigue presentando fuertes
contrastes, llevando a cabo procesos de animalizaci�n o cosificaci�n de los personajes. En ella se
observa la influencia del expresionismo pict�rico y una mezcla de registro vulgar y culto.
En los a�os, la renovaci�n teatral llegar� de mano de Federico Garc�a Lorca.
Sus obras giran en torno a tres grandes temas: el conflicto entre la realidad y el deseo, el destino tr�gico y la lucha
contra la muerte y los prejuicios sociales.
Se ve influido por el teatro de los t�teres y s siente atra�do por la tragedia griega, los cl�sicos espa�oles (Calder�n,
Lope de Vega) y por el movimiento surrealista. En b�squeda de nuevas f�rmulas teatrales, Lorca acaba separ�ndose
de los moldes dram�ticos dominantes. Esto es ya notorio en su teatro de marionetas, con farsas para gui�ol o para
personas, como La zapatera prodigiosa.
Durante los a�os treinta recibe la influencia vanguardista, que se refleja en sus dramas surrealistas, obras muy
innovadoras que tardaron tiempo en ser representadas y que contienen una fuerte dosis de surrealismo, como El
p�blico (1930).
Adem�s de este teatro irrepresentable, Lorca escribe durante los a�os treinta obras teatrales que s� alcanzan �xito
comercial, sus dramas rurales:
Bodas de sangre (1931): escrita en prosa con pasajes en verso. A partir de un suceso real elabora la
tragedia de La Novia que, el mismo d�a de su boda, huye con el antiguo amante.
Yerma (1934): presenta la tragedia de la mujer est�ril que lucha infructuosamente contra su destino.
Do�a Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935).
La casa de Bernarda Alba (1936): tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone a sus
cinco hijas, como luto, una larga y rigurosa reclusi�n. Partiendo de este argumento base, se desarrollan
los temas t�picamente lorquianos; conflicto entre el individuo y la sociedad y enfrentamiento entre el
principio de libertad y el de autoridad. El ambiente represivo esconde tras su apariencia incontrolables
fuerzas que luchas por liberarse y que terminar�n en tragedia.